Conforme pasan los años, la tecnología gana protagonismo en la sociedad. Diferentes actores como los gobiernos, las empresas, y las mismas personas, la incluyen cada vez más en sus rutinas diarias. Gracias a la tecnología, hoy hacemos cosas que hace solo 50 años eran parte de la ciencia ficción, y hoy son una realidad. Un actor clave para convertir lo imposible en posible con apoyo de la tecnología son las startups. Muchas empresas de base tecnológica cuyos servicios usamos diariamente como Google, Meta (antes Facebook), Spotify, entre otras, en su momento fueron startups.
Pero ¿qué son las startups? Según Startupeable, una startup es una empresa que por medio de la tecnología busca solucionar problemas de la sociedad, atender un mercado grande y crecer rápidamente. Uno de los mercados en los que las startups se están desarrollando es América Latina y dentro de ella el Perú. Nuestro país, enfrenta grandes desafíos en salud y educación, pero lo que puede verse como amenaza para una empresa convencional, para las startups puede significar una gran oportunidad para desarrollar soluciones que impacten la vida de las personas.
En estos últimos años el ecosistema de startups latinoamericanas se ha fortalecido. Informes que dan cuenta de operaciones de levantamiento de capital exitosas por parte de startups de este continente son cada vez más recurrentes y, aunque podamos pensar que estos hechos solo benefician a los accionistas de dichas empresas, lo cierto es que el beneficio de la consolidación de las startups se amplía a sus países de origen y a sus ciudadanos. Para sustentar esa información a continuación veremos cómo las startups han aportado a reducir brechas de acceso a la educación, al empleo y a las finanzas.
Educación superior: privilegio de unos pocos
En el Perú, solo el 34% de personas ha accedido a educación superior técnica o universitaria, situación muy distinta a la de países como Canadá o Japón, que cuentan con porcentajes de acceso a este nivel educativo de más del 50%. Puede afirmarse que la educación superior de calidad en nuestro país es un privilegio al que solo pocos peruanos acceden. Las razones son diversas, pero destacan los elevados precios, la rigidez de los horarios y el poco atractivo del contenido de los cursos o de la pedagogía con la que se dictan.
A partir del conocimiento de esos problemas es que nacen startups enfocadas en educación como Crehana o Platzi. Estas startups ofrecen cursos online de diversos temas a precios accesibles, con flexibilidad horaria (clases grabadas) y temas muy diversos como programación, gastronomía, manualidades, entre otros. Además, aprovechan que los jóvenes universitarios buscan cursos menos académicos y que se orienten a la práctica o los ayuden a crecer personalmente, para ofrecer temáticas como el desarrollo web o finanzas personales como parte de su oferta formativa. Cabe señalar que los efectos negativos de la pandemia que obligaron a un grupo importante de jóvenes a truncar sus estudios han sido paleados en cierta medida por estas plataformas que han permitido a los jóvenes dar continuidad a su educación y descubrir áreas de desempeño profesional vinculadas con la tecnología, como ingeniería de software, diseño UX/UI, entre otros.
“Ya no tengo trabajo, ¿ahora qué hago?”
Durante los inicios de la pandemia en 2020, en Lima se perdieron 1.1 millones de empleos. Esto llevó a que los peruanos busquen nuevas formas para generar ingresos. Esta problemática no fue ajena al ecosistema de startups y es así que, con sus modelos de negocio plantearon alternativas de solución para los afectados por el desempleo.
Por un lado, empresas de educación, como las mencionadas Crehana o Platzi, ayudaron a la reconversión profesional de muchos peruanos en disciplinas demandadas por el mercado laboral como lo son el marketing digital o el desarrollo web. Esa formación fue para muchos la puerta de ingreso a posiciones laborales antes inaccesibles o al autoempleo. Además, las startups facilitaron a los desempleados la posibilidad de aplicar a trabajos temporales y flexibles en plataformas como Fiverr (plataforma israelí) y Upwork (plataforma estadounidense). Si bien es cierto, la cultura de “freelancear” en proyectos digitales todavía no está muy arraigada en la sociedad peruana, el hecho de que haya más personas capacitadas para aportar sus conocimientos ayuda a ir desarrollando este mercado que tiene una proyección de valuación para 2025 de 6.7 mil millones de dólares.
Otro efecto positivo de las startups es que, al igual que cualquier otra empresa nueva, crea nuevos empleos a tiempo parcial y a tiempo completo, tanto a nivel de gestión como operativos. Buenos ejemplos de esto, serían las empresas de delivery como Rappi, Jokr, PedidosYa o Yummy, que han generado empleos para motorizados y operarios que gestionan sus tiendas o almacenes. También podemos utilizar como ejemplos de creación de empleo a Uber, Cabify o Beat que han permitido, por un lado, que los taxistas tradicionales lleguen a más clientes y, por otro lado, que personas que no tienen en el taxi su ocupación principal, pero disponen de tiempo libre, generen ingresos extra. Finalmente, tenemos a Favo, startup peruana que con su propuesta de “emprender un negocio sin inversión”, ha permitido que muchas personas puedan empezar sus propias bodegas, vender a través de su tienda virtual, y generar ingresos. Incluso, junto a Crehana, está llamada a ser los futuros unicornios (empresas valuadas en mil millones de dólares) del Perú.
La bancarización y las finanzas en el Perú
En 2021 Ipsos realizó un estudio sobre la situación de la bancarización en el Perú, obteniendo como resultado que solo 8.9 millones (52%) de personas entre 18 y 70 años estaban bancarizadas. Estar bancarizado significa ahorrar de forma segura en una entidad financiera, y a su vez acceder a créditos que permitan comprar una casa, un carro o incluso, emprender un negocio.
Para entender cómo las startups han apoyado la bancarización en el Perú, es necesario dividir los impactos en personas naturales y microempresas. Una startup corporativa (creada bajo el paraguas del BCP), que aportó tanto a las personas naturales como a los microempresarios peruanos fue Yape, la billetera digital que al día de hoy cuenta con más de 6 millones de usuarios. Yape permitió que muchos peruanos empezaran a realizar transacciones bancarias desde su celular, y que los microempresarios puedan ofrecer un método de pago alternativo al efectivo, con el aplicativo que todos conocemos.
Para entender cómo las startups han apoyado la bancarización en el Perú, es necesario dividir los impactos en personas naturales y microempresas. Una startup corporativa (creada bajo el paraguas del BCP), que aportó tanto a las personas naturales como a los microempresarios peruanos fue Yape, la billetera digital que al día de hoy cuenta con más de 6 millones de usuarios. Yape permitió que muchos peruanos empezaran a realizar transacciones bancarias desde su celular, y que los microempresarios puedan ofrecer un método de pago alternativo al efectivo, con el aplicativo que todos conocemos.
Para el caso específico de la bancarización de los microempresarios, las startups han apoyado el acceso a préstamos y ventas de facturas (también conocido como factoring), dos ejemplos son Prestamype o Facturedo, que ofrecen tasas atractivas y brindan la oportunidad a los empresarios de tener liquidez al instante. También observamos que startups extranjeras han llegado al Perú para ofrecer tarjetas corporativas, con menos requisitos y tiempos de espera, a emprendedores que muchas veces son rechazados por los bancos tradicionales, como es el caso de Tribal. Por último, algunas startups ofrecen métodos de pago alternativos con POS o links de pago como SumUp, startup alemana de pagos líder en Europa, que acaba de llegar al Perú, ofreciendo cobrar comisiones más bajas y sin costos fijos a los microempresarios presentándoles una alternativa para ampliar sus métodos de pago y generar más ingresos.
Finalmente, aún en el mundo de las finanzas, resaltan startups como Hapi y Trii que buscan mejorar el acceso a las inversiones en la bolsa de valores norteamericana y peruana (solo en Trii) con montos mínimos requeridos menores que los cobrados por brokers o sociedades de bolsa tradicionales. Además, buscan educar a los peruanos en temas financieros a través de sus artículos y su contenido en redes sociales.
Como se ha podido ver, las startups no son solo un tema “de moda” o que genera beneficios solo a sus fundadores y accionistas, sino que pueden ser verdaderos agentes de cambio que contribuyen al desarrollo del país. Mientras en el ecosistema peruano sigan apareciendo nuevas startups, inversionistas y talento dispuesto a trabajar en ellas, la posibilidad de beneficiar a más peruanos seguirá abierta. En nuestro país abundan desafíos que se puedan atender con una base tecnológica y a las startups les encanta estar ahí para enfrentarlos.
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