Por Renzo Mayor, Asociado en el Estudio Simons Abogados.
El avance de la tecnología facilitó nuestra vida, pero a cambio de nuestra seguridad. Un auto nos puede llevar a más de 100 km/h, pero un choque a esa velocidad sin duda nos mataría; un avión nos puede transportar en horas a otro continente, pero sería muy difícil sobrevivir a una caída; en fin: vivir es un riesgo necesario.
El ordenamiento jurídico no ha sido ajeno a esta situación y, para cautelar la convivencia pacífica en la sociedad, permite o prohíbe estas actividades, bajo ciertas condiciones. Y, cuando todo falla, este reacciona (i) impidiendo que estas actividades se sigan realizando; (ii) removiendo los efectos perjudiciales de estas actividades; o, (iii) reparando los daños que estas actividades hayan causado.
Los expertos en Derecho analizan estas posibles reacciones del ordenamiento jurídico y a esta última la denominan responsabilidad civil. A través de la responsabilidad civil, los abogados analizan si se debe o no reparar el daño causado a la víctima. Esto es bien importante porque no todo daño es reparado.
¿Cómo se analiza si este daño debe ser reparado o no? Para ello se recurre a dos (2) tipos de análisis: un análisis material, donde se analizan los hechos del caso para identificar al causante del daño; y, un análisis de imputabilidad, donde se analiza al responsable del daño. ¡Si! causante y responsable no es lo mismo. El causante del daño es quien causa el daño, mientras que responsable del daño será quien asumirá su reparación.
Para este análisis material, se identifica el daño causado, pero no todo tipo de daño es reparado, sino que este daño debe ser uno resarcible. Y, como no todo daño es reparado, aquí está el primer filtro: el análisis de irresponsabilidad. Si este daño fue ocasionado como consecuencia del ejercicio regular de un derecho; legítima defensa; o, estado de necesidad; entonces, no estaremos ante un daño reparable.
Siguiendo con el análisis material, es lógico que el daño sea consecuencia de un hecho que lo generó. Y, entre el daño y el hecho existe una relación de causa-consecuencia. Y, como no todo daño es reparado, aquí está el segundo filtro: el análisis de ruptura de nexo causal.
Esta relación de causa-consecuencia se puede quebrar si se demuestra que existió un evento irresistible, imprevisible y extraordinario a la que se denomina causa no imputable. Este nombre es gráfico porque nos advierte de la existencia de un evento externo por el cual no se le puede imputar responsabilidad a un sujeto. Estos eventos son los siguientes: (i) caso fortuito; (ii) fuerza mayor; (iii) hecho determinante de tercero; e (iv) imprudencia de la propia víctima.
Ahora bien, si se ha superado este análisis material, hemos identificado al autor del daño. Pero, como dijimos al inicio, no todo daño es reparado.
En el análisis de imputabilidad se realizará el juicio de responsabilidad y el juzgador observará los hechos y el Derecho para decidir, si así correspondiese, el criterio por el cual se repararán los daños. Entonces, se recurrirá a una responsabilidad subjetiva u objetiva, considerando la adopción de las medidas de prevención adecuadas para evitar que el daño suceda.
La pregunta es, ¿quién pudo adoptar las medidas de prevención? Si la respuesta es solo uno de los sujetos, la responsabilidad será objetiva, entonces, solo se analizará a quien pudo adoptar las medidas de prevención. Si la respuesta es que ambos pudieron adoptar estar medidas de prevención, la responsabilidad será subjetiva, entonces, se analizarán si ambos sujetos adoptaron medidas de prevención.
Y aun así, no todo daño es reparado, porque se puede presentar algún supuesto bajo el cual un sujeto que haya ocasionado un daño, sea considerado materialmente responsable y, aun así, el legislador le haya exonerado de responsabilidad. Estos son los casos de exoneración de responsabilidad.
Este análisis tiene que realizar el juzgador cuando se encuentra ante un caso de responsabilidad civil y, sí es verdad que los casos se pueden complejizar aún más. De esta manera, solo nos queda concluir con la frase de la doctora Ana María Polo al final de su programa Caso Cerrado, sea cortés, ande con cuidado, edúquese, respete para que lo respeten y, (como siempre) … ¡Y que Dios nos ampare!
Deja una respuesta